En el artículo anterior, ya vimos de dónde procedía el Dios de la Biblia, YHWH, el Ser revelado a los hebreos por Moisés en el monte Sinaí.
Los expertos que han estudiado detalladamente el Pentateuco o cinco primeros libros que se atribuyen a este mítico personaje, concluyen que es imposible que escribiera los referidos libros, pues contienen multitud de estilos diferentes. Con seguridad son escritos inspirados en leyendas sumerias y pergeñados por diferentes personas en varias épocas.
La existencia de la figura de Moisés es cuestionada por los estudiosos, ya que su historia, incluída la epopeya de su nacimiento y abandono en el Nilo flotando en una cesta, está copiada de la leyenda del creador del primer imperio Acadio, Sargón, del cual se dijo que había sido arrojado al rio Eúfrates en una cesta de cañas por su madre y encontrado por una princesa. ¿Os suena de algo? Solo que la leyenda de Sargón es mucho más antigua que la de Moisés.
Tampoco en la multitud de inscripciones que se encuentran en Egipto, hay una sola mención a la esclavitud de los hebreos y su salida triunfal después de las plagas. Nada.
Figuras relevantes del judaismo mundial como Sigmund Freud, teorizó que en realidad los hebreos eran egipcios exiliados cuando la revolución religiosa monoteista de Akhenatón en la 18 dinastía, unos 1800 años antes de Cristo, fracasó.
Estos egipcios (según Freud) habrían emigrado a Canaan huyendo de la persecución religiosa de los adeptos a la antigua religión politeista, y llevaron consigo el fuerte sentimiento monoteista.
El caso es que como hemos visto en el anterior artículo, el Dios de la Biblia, o Antiguo Testamento, aparece como un Dios vengativo e iracundo, inflexible en sus castigos que incluían las matanzas de todos aquellos que se oponían a la conquista de Canaán por los hebreos.
No cabe duda de que todo el llamado Antiguo Testamento y la promesa «divina» de entregarles una tierra fértil, es una leyenda construida para justificar el glorioso origen y designios del llamado Pueblo de Israel.
Lo más interesante es que los nombres que abundan entre los hebreos, incluido el de Israel, derivan del nombre de un dios cananeo llamado «EL», patriarca de dioses y padre de Baal ( que significa el Señor) que era el dios más importante adorado en la región hasta el triunfo del monoteismo israelita.
Recordemos los nombres de Gabriel, Rafael, Daniel, etc, todos ellos termina con el nombre del dios cananeo «EL», y es porque realmente hubo una fusión entre las creencias primigenias hebreas con las influencias cananeas.
Pero surgió la figura de Jesús de Nazaret, al que se le atribuyó ser Hijo de YHWH y al mismo tiempo, Dios consubstancial (de la misma naturaleza) al Padre, junto con el Espíritu Santo, formando una Trinidad de un solo Dios en tres Personas. Algo complicado de entender pero que aceptan casi todas las iglesias cristianas del mundo.
¿Cómo llegó a ser Jesús el Dios por excelencia del Cristianismo, relegando a su Padre a ser una figura imaginada como un anciano venerable que ha delegado todo el poder en su Hijo? (recordemos la leyenda del dios «El» y su hijo Baal)
La fe en Jesús de Nazaret, llamado también Jesucristo, surje a partir de los escritos denominados «Evangelios», que significan «Buena Noticia», los cuales se escribieron al menos el primero de ellos, unos 100 años después de la muerte de Jesús.
Los Evangelios, no fueron escritos por testigos directos de su vida, es decir, por sus apóstoles, salvo tal vez el de San Mateo que es el único que se escribió originalmente en arameo (un dialecto del hebreo) Los otros tres se escribieron en griego y por terceras personas que solo tenían referencias de lo acontecido, por eso hay contradicciones de fechas y lugares entre ellos.
Adicionalmente, se sabe que existían, en los primero siglos del cristianismo, multitud de «Evangelios» que recogian los hechos y palabras de Jesús. Pero todos ellos fueron declarados «apócrifos», es decir, falsos o sin valor doctrinal.
En los cuatro Evangelios, elegidos por el concilio de Nicea, presidido por el emperador Constantino, el cual no era cristiano sino adepto de Mitra (luego veremos cómo influyo ésto en el cristianismo naciente) la figura de Jesús se adapta a los versículos del Antiguo Testamento, interpretando éstos como una promesa de Mesías al sojuzgado pueblo judío.
Recordemos que los hebreos sufrieron durante su historia multitud de invasiones: Asirios, Babilonios, Griegos y Romanos. Éstos fueron los últimos ocupantes del país, y durante esa época de la ocupación romana nació y murió Jesús.
El pueblo judío esperaba un Mesías, que significa Ungido, es decir líder o rey liberador (los reyes hebreos tenían que ser ungidos por el Sumo Sacerdote o profeta destacado) los cuales eran confirmados con una unción de aceite de oliva bendecido en la cabeza.
Los judíos esperaban a un guerrero, un hombre decidido y valeroso, gran estratega que uniera al pueblo y derrotara a los romanos expulsándolos del país para siempre.
Pero el líder que surgió entre ellos fue un místico. Jesús predicaba mansedumbre, paz y amor, y se desvinculaba de la política. Lo más importante es que describía a Dios, a YHWH no como un patriarca colérico, sino como un padre amoroso y paciente dispuesto a perdonar. Fue una auténtica revolución que le granjeó muchos enemigos entre los creyentes ortodoxos del judaísmo.
Aunque el pueblo llano (según los Evangelios) lo seguía y admiraba por sus continuos y fantásticos milagros, la élite gobernante judía lo odiaba y, defraudada por el mensaje de paz y amor incluso hacia los enemigos, le condenó a a muerte por la blasfemia de insinuar que era el Hijo de YHWH, aunque nunca lo afirmó rotúndamente en público.
Siempre según los Evangelios oficiales de la Iglesia naciente, Jesús fue crucificado, aunque el castigo que se aplicaba a los blasfemos era normalmente otro, se les inmovilizaba y se les introducía una soga ardiendo por la boca hasta la muerte.
El suplicio de crucifixión era romano y se aplicaba a los esclavos fugitivos, ladrones y asesinos. Siguiendo a los Evangelios, al tercer día Jesús resucitó y salió de su tumba milagrosamente para después «ascender» a los Cielos y sentarse a la derecha del Padre para la eternidad, desde donde vendrá algún día a juzgar a vivos y muertos, es decir, a toda la Humanidad desde el primer hombre y mujer hasta el último.
Según la Igllesia, los réprobos irán al fuego eterno (un castigo cruel y desproporcionado) y los rectos iran a la Gloria eterna junto a Dios.
Sobre esta historia se ha construido una religión llamada Cristianismo por la traducción al griego de la palabra judía Mesías, ésto es, Cristo. Es interesante que el nombre de referencia de una religión que surgió en Judea, derive de una palabra griega, pero es que el griego era entonces la lengua internacional culta del mundo romano y heleno desde Persia hasta Britania y todo el norte de África, incluido el Oriente Medio.
Sin embargo, el llamado Cristianismo es sospechoso de haber sido infiltrado por ideas ya pre-existentes siglos atrás. por ejemplo, Jesús nace en una cueva o pesebre de una madre Virgen y ocurren prodigios en su nacimiento, tiene doce discípulos, lucha contra el mal, es ejecutado y resucita al tercer día en Primavera.
Ya existían mitologías paganas que describían al hijo de algún dios, que era asesinado y resucitaba a los tres dias o en Primavera coincidiendo con el renacimiento de la Naturaleza. Por ejemplo los dioses Atis, Sabacio, Adonis, Dionisos y Mitra. Pero el más interesante es Mitra por su similitud al Cristianismo, y recordemos que era la fe de Constantino, todopoderoso emperador romano bajo cuyo mandato se legalizó el Cristianismo y se concluyó la divinidad de Jesús, igual a YHWH, algo que muchos cristianos de la época rechazaban y hoy no creen los judíos.
Mitra, un dios iraniano de aproximadamente 600 años antes de Cristo, guarda curiosas similitudes con el nacimiento, vida y muerte de Jesús e incluso con las ceremonias de su Iglesia.
Mitra era según su mitología, hijo del dios del bien Aura Mazda, en oposición al dios del mal Arhiman (¿Os recuerda a YHWH y Lucifer?) Mitra nació en una cueva o roca, rodeado de un buey y una mula un 25 de Diciembre (!!!!!!) fue adorado por pastores y magos, predicó junto a doce discípulos y murió asesinado, resucitando a los tres días. ¿Increíble? Visitad en Internet o comprad libros sobre Mitra, aunque no hay muchos, porque todo lo que podía dañar al cristianismo fue destruido.
Los templos de Mitra eran subterráneos (se dice que en lo profundo del Vaticano hay un templo de Mitra) en memoria de la gruta donde nació el dios. En la entrada había una pila con agua bendita y la ceremonia principal era comer un pan bendecido como si fuera el cuerpo del dios. ¿Os recuerda algo? Mitra era el dios del sol, y su día de fiesta era el Domingo, mientras que el día de fiesta de los primeros cristianos era el sábado. Pero más tarde, el emperador ordenó cambiar la fiesta cristiana al domingo, llamado «día del sol». En latín se llamó «Día del Señor» ( Señor es Dominus, y de esta palabra latina se deriva Domingo) pero en inglés sigue llamándose «Día del sol» o Sunday.
También la fiesta del nacimiento de Cristo ( no se sabe exactamente cuando nació) se instauró el 25 de Diciembre, que era el mismo día del nacimiento del dios Mitra. Todo ello contribuyó a que los devotos de Mitra pudieran cambiar su fe por la de Jesucristo, ya que la semejanza entre ambos personajes era cada vez mayor. Incluso el mitraismo habla de un Juicio Final, donde toda la Humanidad será juzgada por el dios, y los réprobos enviados a un Infierno, pero no un Infierno eterno, sino por un tiempo de penitencia proporcional a los pecados de cada uno, tras el cual todos entrarían en la gloria de Aura Mazda.
Tal era la semejanza entre ambas religiones, que un autor cristiano del siglo VI dijo que el diablo, sabiendo que iba a nacer Jesucristo, construyó siglos antes una religión parecida para desprestigiar la verdadera que vendría siglos después. Como vemos, una excusa pueril.
La verdad que pudo ocurrir probablemente es que Constantino, devoto de Mitra, al igual que la mayoría de las legiones del ejército, influyó determinantemente para que la nueva religión cristiana que empezaba a nacer en su imperio, tuviera una parte importante de mitraismo, de manera que pudiera ser aceptada fácilmente por sus súbditos. En pocas palabras, transformó a Mitra en Jesús y a Jesús en Mitra, empleando y mezclando ambas mitologías.
Los obispos cristianos del siglo IV pactaron estas modificaciones, ya que desde ese momento contaban con la protección del estado y el reconocimiento como magistrados del imperio, con buenos sueldos y criados, palacios y prerrogativas casi de príncipes, aparte de que se reconocía a Jesús como Dios nada menos, algo que hasta entonces era discutido y no aceptado sobre todo por los cristianos de procedencia judía.
Muchos obispos, entre ellos Arrio, se negaron a aceptar estas imposiciones, formando lo que se llamó Arrianismo, que fue proclamada herejia por no reconocer la consubstancialidad entre el Padre y el Hijo, y Dios a los dos por igual.
El Arrianismo perduró hasta después de la desaparición del Imperio Romano de Occidente, pero finalmente fue desapareciendo. A partir del concilio e Nicea, pocos cambios hubo en el Cristianismo, salvo el Cisma de Oriente con la separación de la Iglesia Ortodoxa que no reconoce al Papa como autoridad máxima y Vicario de Cristo, y el Cisma de Occidente con la aparición del protestantismo debido a la reforma de Lutero.
En resumen, las principales religiones del mundo podríamos definirlas así. El Cristianismo, el Islam, El Hinduismo, el Budismo y el Judaismo. Otras con menos fieles son el Sintoismo japones y el Animismo de los pueblos indígenas primitivos.
De todas ellas, tres pertenecen a un tronco común y derivan unas de otras. El Judaísmo dio origen al Cristianismo y de estas dos nació el Islamismo. Las tres coinciden en que hay un solo Dios (aunque el Cristianismo dice que son tres personas en un solo Dios) mientras que Judaísmo e Islamismo mantienen que Dios es UNO e indivisible sin hijos ni esposas, y por supuesto masculino. El Cristianismo también defiende la masculinidad sin dudas de Dios, aunque el Catolicismo y la Iglesia Ortodoxa hayan incorporado la figura de la Virgen, la madre terrenal de Jesús, elevada a la categoría casi de diosa, pues se le honra en los altares bajo miles de advocaciones, y realmente al pueblo llano le cuesta diferenciar el tipo de culto que se le ofrece como distinto al que se rinde a Dios.
El Hinduismo es la religión predominante en la India. Aunque tiende a presentar un dios supremo Brahmán, permite la existencia de muchos dioses menores, aunque los tres principales o Trimurti (Trinidad) son Brahmá, Visnú y Shiva. Todos ellos tienen esposas, diosas como Khali o Parvati. El Hinduismo es permisivo y tolera el culto a diversos dioses y diosecillos ya que asume que todo el mundo no tiene la suficiente formación intelectual y espiritual como para entender la existencia de un ser superior supremo.
Del Hinduismo nació el Budismo. fundado por Gautama en el siglo VI antes de Cristo. En realidad el budismo no tiene dios alguno, ya que aunque intuye la existencia de un posible ente supremo, no lo cree necesario, pues su esencia es la búsqueda de la iluminación personal y el abandono de maya, o ilusión de este mundo para encontrar la divinidad que anida en el alma humana.
El Sintoismo es la religion ancestral del Japón, y cree en dioses y diosas, por ejemplo la diosa principal es Amaterasu o la diosa del sol. Venera los espíritus de la naturaleza.
Los chinos tienen multiud de diosecillos a los que llaman «el Cielo» que se adapta a cada manifestación de la vida, la fortuna, el amor, la buena suerte, etc.
El animismo es el culto a los espíritus de la naturaleza, un árbol una piedra, un animal o un río pueden tener espíritu e influir en la suerte de los humanos.
El mensaje principal de las religiones más importantes es que debemos seguir los designios de Dios que ha plasmado en libros sagrados (la Torá, la Biblia, el Corán, los Vedas, etc) y los consejos de sus representantes, los sacerdotes, mulhás, imanes, pastores, reverendos… o de lo contrario seremos castigados al morir, ya que el ser humano consta de al menos dos entidades, el cuerpo y el espíritu que se libera al morir. Este espíritu puede sufrir o gozar en la otra vida o reencarnarse, según su karma (balance de acciones buenas y malas) en una vida más o menos buena en el futuro.
En definitiva, la humanidad en su mayor parte tiene en general, fe en un dios o dioses que al final de nuestra vida nos darán premio o castigo, como si fuéramos niños juzgados por sus padres. Y en realidad éste es el modelo que se ha tomado para definir a Dios, un Padre severo capaz de castigar con tormentos eternos a sus hijos díscolos.
Cuando era estudiante de bachiller, en clase de religión (católica) le pregunté al sacerdote que nos la impartía, que si dos seres que se amaban, uno iba al infierno y el otro al cielo, el que iba al la Gloria sufriría viendo que su esposo o esposa, hijo o hija amados serían atormentados con fuego para siempre jamás.
El sacerdote me miró sorprendido y me respondió: «No sufrirán por la suerte de sus seres queridos porque comprenderán que se merecen el castigo» Pero yo no estaba de acuerdo. En primer lugar me era difícil entender que un Dios que predicaba el amor a los enemigos fuera capaz de tener unas cámaras de tormento eternas. Y por otro lado no podía comprender cómo si viera a mis hijas condenadas a esas cámaras horrendas, entendiera que se merecían el castigo y sería muy feliz en el Cielo, pensando que mis hijas se quemaban atrozmente para siempre, a no ser que me borraran la memoria o me drogaran.
Por lo tanto, mi conclusión fue que realmente no podía existir esa condena eterna, que era una invención de los religiosos y autoridades para tener sujeto al pueblo a sus leyes muchas veces injustas. pero entonces… ¿cómo debería ser Dios si es que realmente existe?
Lo veremos en el próximo artículo